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Me gustan las labores desde pequeña, he hecho muchas pero no tengo constancia de casi ninguna porque las he regalado sin hacerles fotos. Esté blog nace casi como un diario de labores/manualidades y un pequeño homenaje a las personas que me han enseñado. Si alguien pasa por aquí y le gusta algo tiene mi dirección y mi ayuda en lo que me pida

miércoles, 26 de enero de 2011

No has puesto LO MEJOR

 
 Esto es, según mi niña, lo mejor de las toallas.
Están bordadas sobre batista de hilo y llevan un encaje de torchón sencillito.
Me acordaba de mi madre mientras las hacía porque me transmitió el gusto por secarme con toallas de tela  y de Carmela.
Carmela era  la  chica que llevaba el bar de mi Colegio Mayor y  tenía siempre en las manos un bastidor que soltaba en un respingo cuando alguien se acercaba a la barra, como si la labor no corriera prisa.
Hacía su ajuar y todavía no tenía novio. Lo hacía con hilo de bobina de algodón, de las de coser, y bordaba sobre algodón blanco dibujos diminutos, puntadas ligerísimas, con certeza total entre la mano de abajo, invisible, y la de arriba, siempre en el punto exacto.
Me metió el gusanillo del bordado, era magia  .
Pero siempre he pensado que si ella, trabajando, sonriendo y soñando con un príncipe azul, era capaz de hacerlo, ¿por qué no lo podía hacer yo?
Un día me hizo una confidencia escalofriante: había nacido, como todos,  sin dientes pero jamás le creció ninguno,  Se quitó la dentadura postiza para que lo comprobara y su boca se frunció extrañamente
Pensé que nunca había soñado con el Palacio de Marfil del Ratoncito Pérez.
Sin embargo no daba lástima, sólo admiración
No he vuelto a verla, era de un pueblo de la Alpujarra de los de antes  que hubiera carreteras que facilitaran el acceso ni turismo rural
Después de veinte años volví a mi Colegio Mayor, su amiga,  la pizpireta Luisa seguía en la portería, le pregunté por Carmela  y me dijo que ya tenía varios hijos y vivía,  muy contenta, otra vez en el pueblo.

2 comentarios:

  1. Que extraña historia la de Carmela, parece de Macondo, en Cien años de Soledad¡¡¡¡¡¡¡
    Anda, tu a escribir, a escribir así, un lujo¡¡¡¡¡

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  2. Es real, creo es un problema genético y por tanto hereditario.
    No me jalees, que le estoy cogiendo el gusto y no hay quien me pare

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